Fregando

Otra vez a madrugar para currar, esta fregona pesaba cada día más, encima el bar aun no había abierto y no había con quien distraer la vista.

Vi por el cristal de la puerta a una tía que parecía defraudada al ver que estaba cerrado. Sinceramente, estaba tan aburrido que tenía que hacer algo, hablar con alguien, así que le hice un gesto para que pasará dentro y me apoye sobre la fregona.

-Buenoo... -dije alargando la palabra y miré el reloj que llevaba en la muñeca- iba a abrir dentro de nada -dije para que no se fuera- claro que si lo que quieres es que te sirva algo... -dije cogiendo el cubo y la fregona para llevarlos al armario- ...yo solo soy el chico de la limpieza -dije abriendo el pequeño habitáculo empotrado en la pared que servia de armario y metí dentro los trastos.

Cuando dijo la palabra diversión alce una ceja, como si hubiera activado un instinto en mi- seh... soy el chico de la limpieza -dije alargando las palabras a la vez que cerraba la puerta del armario- y tu debes de ser una de esas vividoras que no hacen más que viajar gastando el dinero de su papi -dije sonriendo apoyando una mano en la barra y la otra me la pase por la barbilla con cierto aire sensual.

Reí por su ultimo comentario- jajaja, no, no que va, para nada, cuenta me algo más -dije señalandole con la mano una de las mesas para que se sentara- además, no tengo nada mejor que hacer.

Cogí la silla que estaba enfrente de ella y le di la vuelta, para apoyar los brazos en el respaldo y encima la barbilla- bueno, pues para empezar no me has dicho como te llamas -dije sonriendo esperando a que me dijera su nombre, sin darme cuenta de que yo tampoco le había dado el mio.

-Yo soy Stan, Stan Fight el chico de la limpieza -dije sonriendo- ¿Que te trajo por aquí?